Cierto es que nos quedan algunas capitales de provincia (pocas), pero no hemos conseguido vencer ni en una sola de las autonomías en liza. Madrid, Valencia, Murcia y Castilla y León, tan de derechas como siempre. Extremadura, en manos del PP gracias a la inestimable colaboración de la izquierda real. En Asturias, a pesar de ser la fuerza más votada, el factor Foro Asturias consiguió arrasarnos. Y así, un largo etcétera que nos lleva a lo que ya os había comentado: la nada institucional. Un 75% del poder está en manos del PP. Y veremos lo que pasa en marzo con Andalucía. Con miedo de convertirme en Capitán Obvio, tengo que decirlo: los socialistas debemos abrir un proceso de reflexión profundo. Algo muy grave ha debido de pasar para que 4,5 millones de españoles que nos votaron en 2008, hayan decidido no hacerlo ahora. Porque, no nos confundamos. Estas elecciones las ha perdido el PSOE, no las ha ganado el PP, quien apenas tiene 500.000 votos más que en los anteriores comicios.
Pues bien, asumida la derrota y que tenemos un problema grave de desconexión con nuestro electorado, toca comenzar a buscar las soluciones. Y esas soluciones pasan, inevitablemente, por abrirnos más a la sociedad como Partido, redefinir nuestro proyecto y renovar nuestro liderazgo.
Pues bien, asumida la derrota y que tenemos un problema grave de desconexión con nuestro electorado, toca comenzar a buscar las soluciones. Y esas soluciones pasan, inevitablemente, por abrirnos más a la sociedad como Partido, redefinir nuestro proyecto y renovar nuestro liderazgo.
- Está claro que si queremos recuperar la fuerza que tenemos como partido con más de 130 años de historia, debemos estar en sintonía con la ciudadanía. Al menos más, mucho más, de lo que hemos estado estos últimos años. Debemos abrir puertas a la participación ciudadana, y no me cabe duda de que así será. Es más, tengo claro que el próximo candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, será elegido en unas elecciones primarias iguales a las que han celebrado los compañeros franceses recientemente. Ahora bien, que crea ésto no significa que no crea que hay ciertos temas que no deben trascender al ámbito público. Es decir, no creo que ni las asambleas, ni los Comités Regionales, ni los Comités Federales, tengan que ser abiertos al público. Hagamos caso al siempre sabio refranero popular: los trapos sucios se lavan en casa.
- Con respecto a la redefinición de nuestro proyecto... Es obvio que hemos cometido errores de gestión en estos años de gobierno. Arrastrados por esta crisis que vivimos del sistema neoliberal, nos hicieron creer que las únicas válidas eran sus soluciones, y que sólo por su camino llegaríamos al final. Sí, lo hicimos y nos equivocamos, pero ya está bien. Basta ya de seguir el camino facilón de echar a Zapatero a los leones con tal de subir puestos en las escalas de valoración. Basta ya de soltar pestes de nuestro aún Secretario General cuando en todos estos años nadie tuvo el valor de decirle a la cara que estaba tomando las decisiones incorrectas. Basta ya de mesías iluminados que se creen en posesión de la verdad absoluta y de todas las soluciones, cuando en realidad no son capaces de solucionar los problemas de su propia casa. Basta ya de creer que la única forma de tirar del PSOE para delante es hacer un borrón sobre todo lo hecho hasta ahora. Yo seguiré reivindicando a Zapatero y su figura. Seguiré estando orgulloso de todo lo que hemos conseguido de su mano: la Ley contra la Violencia de Género, la Ley de Igualdad, la Ley de Matrimonio Igualitario, la Ley IVE, la Memoria Histórica (muy mejorable, pero ha abierto el camino), una RTVE plural y de todos y, también, una España sin ETA. Creo que nuestro proyecto debe ser redefinido y reforzado, pero eso no significa renunciar a todo lo ya logrado. Debemos retomar el camino socialdemócrata que abandonamos a causa de la crisis, y debemos hacerlo ya. La consecución de más derechos civiles debe seguir siendo uno de nuestros objetivos fundamentales, así como lograr una fiscalidad más progresiva y que signifique, tal y como decía Ignacio Urquizo hace unos días en El País, una verdadera redistribución de la renta. Es sencillo: que paguen más los que más tienen.
- La renovación de nuestro liderazgo es, seguramente, la parte más escabrosa a la que nos enfrentemos en los próximos meses. Y lo es por algo muy sencillo: en la elección de las direcciones es dónde se juegan los tan peleados puestos. Ay, los sillones... ¡Lo que suele costar moverse de ellos! Hay algo que estos días leo mucho y que me hace mucha gracia. Es lo de que "lo que importa ahora no son los nombres, es el proyecto". ¡Venga ya! Por supuesto que el proyecto es lo fundamental, pero, ¿me decís de verdad que os da igual quién lo dirija? A mí no. Y como no me da igual, no pienso renunciar al debate de nombres, al igual que tampoco renuncio a todos los demás... Todos sabemos que hay dos pre-candidatos que suenan con fuerza: Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón. Y he de decir que no me gusta ninguno de los dos. Ambos me parecen magníficos políticos, y creo que debemos contar con su opinión en este nuevo tiempo, pero hasta ahí. No creo que sean las personas idóneas para dirigir la nueva etapa que se abrirá en el PSOE a partir de febrero. Rubalcaba está tremendamente deslegitimado por el enorme golpe del 20 de Noviembre, del que, por supuesto, tiene parte de responsabilidad. Y Carme Chacón... Uf. No me gusta de quién está rodeada, y tiene algo que no termina de inspirarme la confianza necesaria como para confiarle algo tan delicado como es mi Partido. Tal vez alguno me convenza antes del Congreso, pero lo veo complicado... Lo que más rabia me da de todo esto es que mi apuesta, la persona en la que yo confiaba para dirigir este tiempo delicado, ha decidido autodescartarse. Edu Madina ya ha dicho por activa y por pasiva que no se ve capacitado para dirigir el cotarro... Está a tiempo de rectificar, y yo cruzo los dedos para que lo haga.
En conclusión, y para ir terminando, es obvio que el PSOE necesita cambiar muchas cosas, pero para eso estamos nosotros, los militantes. Desde aquí muestro mi disposición a tirar de este proyecto para delante y a pelear por lo que queremos de verdad, un partido fuerte que vuelva a recuperar su liderazgo social. No podemos ni debemos acobardarnos ante el reto. Es difícil, por supuesto, pero ¿cuándo lo hemos tenido fácil los socialistas?